Cómo limpiar los filtros de la campana extractora Smeg
Mantener limpios los filtros de tu campana Smeg es clave para que siga funcionando bien y dure mucho tiempo. Con el uso, la grasa y los restos de comida se van acumulando en los filtros, lo que no solo dificulta que el aire circule, sino que también puede ser un riesgo de incendio. Te dejo una guía sencilla para que los limpies sin complicaciones.
Tipos de filtros
Tu campana Smeg puede tener dos tipos de filtros:
- Filtros metálicos para grasa: Estos atrapan la grasa que sale mientras cocinas. Lo bueno es que se pueden lavar y reutilizar.
- Filtros de carbón: Su función es absorber los olores, pero no se pueden lavar. Lo mejor es cambiarlos cada seis meses, aunque depende de cuánto uses la campana.
Limpieza de los filtros metálicos
¿Con qué frecuencia?
Lo ideal es limpiar estos filtros al menos una vez al mes, o más seguido si cocinas mucho.
Pasos para limpiar:
- Desconecta la campana: Antes de empezar, asegúrate de que la campana esté desconectada de la corriente para evitar accidentes.
- Saca los filtros: Abre la campana y localiza los filtros metálicos. Normalmente se deslizan o están sujetos con clips, así que sácalos con cuidado.
Cómo limpiar y cambiar los filtros de la campana extractora
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Quita los filtros con cuidado: Ve sacando un filtro a la vez para evitar que se dañen.
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Lava los filtros: Puedes limpiarlos a mano con agua caliente y un detergente suave. Si hay grasa difícil de quitar, una brocha suave te puede echar una mano. Otra opción es meter los filtros metálicos en el lavavajillas, usando un ciclo delicado para que queden bien limpios sin estropearse.
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Seca bien los filtros: Después de lavarlos, déjalos secar completamente antes de volver a colocarlos en la campana.
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Vuelve a poner los filtros: Cuando estén secos, colócalos de nuevo asegurándote de que queden bien sujetos.
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Cambia los filtros de carbón: A diferencia de los metálicos, los filtros de carbón no se pueden lavar. Cuando se saturan, toca reemplazarlos.
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Cada cuánto cambiarlos: Lo ideal es hacerlo cada seis meses, aunque si usas mucho la campana, puede que necesites hacerlo con más frecuencia.
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Pasos para cambiar los filtros de carbón:
- Desconecta la campana para evitar accidentes.
- Quita primero los filtros metálicos, porque los de carbón suelen estar detrás de ellos.
La verdad, mantener los filtros limpios y en buen estado no solo ayuda a que la campana funcione mejor, sino que también evita olores y mejora la calidad del aire en tu cocina. Más vale prevenir que curar, ¿no crees?
Cómo cambiar y mantener los filtros de tu campana extractora Smeg
Quitar los filtros de carbón:
Dependiendo del modelo que tengas, los filtros de carbón pueden estar sujetos con clips o soportes. Lo mejor es retirarlos con cuidado, siguiendo las indicaciones del fabricante para no dañarlos ni forzar nada.
Colocar los filtros nuevos:
Pon los filtros nuevos en el mismo lugar donde estaban los antiguos. Asegúrate de que queden bien fijados antes de volver a colocar los filtros metálicos para la grasa.
Volver a poner los filtros metálicos:
Una vez que los filtros de carbón estén en su sitio, reinstala los filtros metálicos siguiendo los pasos que viste antes.
Consejos para un mantenimiento regular
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Revisa los filtros con frecuencia: Hazte el hábito de echarles un vistazo cada pocas semanas, sobre todo si notas que la grasa se acumula más de lo normal.
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Mantén la campana limpia: Pasa un paño húmedo con un limpiador suave por las superficies externas para que siempre luzca bien y evitar que la grasa se pegue.
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Atento a los olores y al rendimiento: Si después de cambiar los filtros de carbón sigues percibiendo olores fuertes al cocinar, puede que sea hora de reemplazarlos con más frecuencia.
Siguiendo estos pasos para limpiar y cuidar tu campana Smeg, te aseguras de que funcione bien y de forma segura durante mucho tiempo. ¡Más vale prevenir que curar!
Haz que limpiar tu cocina sea parte de tu rutina habitual para evitar que se acumule suciedad y mantener un ambiente fresco y saludable para cocinar. La verdad, dedicarle un ratito a esto cada día o cada semana puede marcar una gran diferencia. ¡Más vale prevenir que curar!